Rusia lanzó una misión espacial a la Luna

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Rusia lanzó hoy un cohete a la Luna en una innovadora misión robótica con la que intentará alunizar en un área nunca antes explorada y dar un nuevo impulso a su programa espacial, a 50 años del último lanzamiento y en medio del aislamiento al que está siendo sometida por la invasión a Ucrania.

El lanzamiento del módulo Luna-25 es la primera misión rusa a la luna desde 1976, una era en la que la extinta Unión Soviética estaba a la vanguardia de la conquista del espacio.

Pero desde la caída de la URSS, Moscú se enfrenta a una serie de dificultades como la falta de financiamiento y los escándalos de corrupción.

El cohete Soyuz que transporta esta sonda de casi 800 kilos despegó desde la base espacial de Vostochni, en el extremo oriente, a las 2.10 de Moscú (las 20.10 de ayer en Argentina), según imágenes difundidas en directo por la agencia espacial Roscosmos.

La aeronave se elevó dejando atrás una espesa nube de humo y llamas que destacaba en el cielo grisáceo.

Está previsto que el aparato llegue en cinco días a la órbita lunar, donde estará entre tres y siete días para escoger un buen lugar para el alunizaje en la zona del polo sur del satélite.

«Está previsto que la nave entre en órbita lunar (…) el 16 de agosto, con un alunizaje en la superficie del satélite natural de la Tierra previsto para el 21 de agosto al norte del cráter Boguslawsky», el polo sur lunar, precisó Roscosmos en un comunicado.

Una vez en la Luna, el módulo, cuya masa es de 800 kilos, deberá «tomar muestras y analizar el suelo, así como llevar a cabo investigaciones científicas a largo plazo», según la agencia espacial.

«Por primera vez en la historia va a haber un alunizaje en el polo sur lunar. Hasta ahora, todo el mundo alunizaba en la zona ecuatorial», afirmó Alexander Blojin, un alto cargo de Roscosmos, en una entrevista con el diario oficial Rossíiskaya Gazeta. 

La agencia espacial rusa prevé una misión de un año con el objetivo de recoger muestras y analizar el suelo para llevar a cabo «investigaciones científicas a largo plazo». 

Este lanzamiento se produce en un contexto de aislamiento del programa ruso, ya que Roscosmos está vetado por las potencias occidentales. 

En sintonía con su estrategia diplomática, Rusia busca desarrollar la cooperación espacial con China. 

El analista independiente ruso Vitali Yegorov afirmó que esta misión es una prueba para el programa espacial de Moscú. «La pregunta más importante es: ¿Puede alunizar?», planteó el expertó en declaraciones a la agencia de noticias AFP.  

El presidente ruso, Vladimir Putin, prometió continuar con el programa espacial pese a las sanciones, citando como ejemplo el momento en el que la URSS envió el primer hombre al espacio en 1961, en medio de las tensiones con Occidente.

«Estamos guiados por la ambición de nuestros ancestros para seguir adelante, pese a las dificultades y los intentos para obstaculizarnos», dijo el año pasado en una vista a Vostochni. 

El director de Roscosmos, Yuri Borisov, reconoció en junio que la misión es «arriesgada». «En el mundo, la posibilidad de éxito de ese tipo de misiones se calcula en un 70%», dijo en una reunión con Putin. 

El primer piso del lanzador Soyuz cayó a 28 kilómetros de la localidad de Shajtinski, en la región de Jabarovsk, anunció el gobernador regional, Mijail Degtiariov, en Telegram.

Las autoridades evacuaron a los habitantes una hora antes del lanzamiento, aunque pudieron regresar a sus casas unas horas después. 

La última misión soviética a la Luna en 1976, Luna-24, trajo a la Tierra muestras del suelo del satélite. 

El sector espacial es una fuente de orgullo en Rusia, ya que los soviéticos lanzaron el primer satélite en órbita, el Sputnik, lograron poner al primer animal en órbita con la misión de la perra Laika y después enviaron al primer hombre al espacio, el cosmonauta Yuri Gagarin.

Sin embargo, Estados Unidos se impuso en la carrera espacial cuando Neil Armstrong llegó a la Luna en 1969.

El programa espacial ruso, que depende en gran medida de tecnologías soviéticas, tiene dificultades para innovar y sufre la falta de financiamiento, ya que Moscú prioriza el gasto militar. 

Tras el estallido de la guerra con Ucrania el 24 de febrero de 2022, la Agencia Espacial Europea (ESA) afirmó que ya no cooperará con Rusia para el despegue de Luna-25, ni para futuras misiones.

Desde la caída de la URSS, Moscú se enfrenta a una serie de dificultades para innovar en el sector, en el que han surgido nuevas iniciativas privadas, como Space X, del multimillonario Elon Musk. (TELAM)

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