El discurso único a veces atraganta

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El diputado nacional Pablo Yedlin vivió jornadas políticas intensas, y se diferenció claramente y sin matices de la dirigencia peronista local.

Contra todo pronóstico, arrancó concurriendo al cónclave jaldista de Monte Bello. Recibió al gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela (autopostulado presidente del PJ nacional) cuando le cerraron todos los despachos oficiales y para culminar se reunió con el gobernador de Córdoba Martín Llaryora.

Semanas atrás había hecho lo propio con Sergio Massa y causó la reacción del gobernador Osvaldo Jaldo, dando nacimiento a la alegoría de “los pies y los platos”.

Yedlín no responde a la agenda del tranqueño y pareciera ser unos de los pocos, o el único, que hasta aquí demostró independencia. Algunos sostienen que su cercanía con Juan Manzur le permite evitar las presiones del circulo jaldista y no debe pasar a rendir cuentas por el Ministerio de Interior, comandado por Darió Monteros.

Otros, más belicosos, sentencian que el titular de la comisión de Salud de Diputados, no le tiene miedo a los “carpetazos” con que el bandeño acciona contra los que no se someten a las instrucciones del “comisario”.

Lo cierto es que “encuestas en manos” Jaldo piensa que su 62% de imagen positiva es transversal y por eso debe hacer equilibrio entre la liturgia peronista y los nuevos aires libertarios.

Debe cuidar la casa que lo sostiene en el poder desde el retorno de la Democracia, pero a la vez seguir seduciendo a los votantes que le dieron el triunfo a Milei en Tucumán.

Por ello, en Monte Bello, aclaró que no necesita de nadie para la relación con la Nación. Tal vez por ello, cada vez que el demorado visitante Lisandro Catalán (Vice jefe de Gabinete) se levantaba de la mesa para fumar en la Sociedad Rural, aprovechaba para acompañarlo a los jardines de Cebil Redondo y hablar en soledad.

La última semana un estudio de la Universidad Di Tella, daba cuenta de la caída abrupta en las expectativas sociales de la gestión libertaria.

Un viejo y mañero analista repetía que “toda expectativa se diluye cuando la panza silba”. Setiembre se escapa y aunque el relato repita la baja de la inflación, la plata no alcanza y los servicios (en especial la luz) desangra a los tucumanos.

Sucede que todo discurso único agobia. Y el esfuerzo que realizan los comunicadores por cumplir los acuerdos empresariales con el gobierno, deja sin masa critica a los ciudadanos.

Hoy Yedlín suena disonante en soledad, ante la ausencia del presidente del partido que no baja a la provincia a disputar espacios. Jaldo reconoció en Aguilares que no ocupará cargos para los que no fue elegido.

El tranqueño necesita un GPS que le marque un camino. Un antídoto para la desorientación.

Sus tres diputados le pidieron permiso para ir a comer asado-libertario en Olivos y los autorizó. Días después convoco a una almuerzo en Aguilares, donde dos de sus tres diputados son locales.

Yedlín no se fue del bloque de Unión por la Patria, voto en contra del veto presidencial a la movilidad jubilatoria y fue al almuerzo en Monte Bello, donde dato aleatorio, no fue invitado el legislador José Orellana y la senadora Sandra Mendoza por comer empanadas con Manzur en Famaillá.

Entre tantos eventos gastronómicos, la política indigesta a varios…

Néstor Luna. Director de Quorum

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