Cristina Kirchner en La Plata: todo sobre el acto de la Vicepresidenta

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La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner instó hoy a evitar repetir los «fracasos del pasado», rechazó la idea de «dolarizar» la economía, que vinculó con la «Convertibilidad» y el estallido del 2001, y llamó a «construir programas de Gobierno» para que «nada vuelva a depender de una persona».

En un acto en La Plata, la expresidenta advirtió sobre los riesgos de una «Argentina circular», en la que «el pasado aparece otra vez en el presente» con «figuras e ideas que parecen venir del pasado al presente para condicionar el futuro».

En ese marco, se refirió varias veces al precandidato ultraliberal Javier Milei, sin nombrarlo directamente aunque aludió a él con la palabra «mamarracho», a quien le contestó por decir que «la casta (política) tiene miedo».

Al respecto, la titular del Senado y expresidenta se preguntó «a quién le van a hacer creer» desde ese sector político que «van a poder controlar lo que hace el poder económico concentrado».

En su repaso del pasado y de las coincidencias con el presente, Fernández de Kirchner definió a Milei como «discípulo» del último ministro de Economía de la Alianza e ideólogo de la paridad del peso y el dólar de los años ’90, Domingo Cavallo.

«La Convertibilidad fue una idea o una ‘solución’ que se le ocurrió a un señor que fue ministro de Economía, de ojitos claros, que después tiene discípulos de ojitos claros que dicen que fue el mejor ministro de economía», ironizó la Vicepresidenta.

Y recordó que la Convertibilidad, a la que definió como «la dolarización de la economía», comenzó con el plan Bonex y terminó con el corralito, para finalmente «explotar en la cara de 40 millones de argentinos», sumiendo al país en la desindustrialización, la pobreza y un estallido social, al que siguió «represión, muertos en las calles y dolor».

«El FMI fue protagonista de los peores momentos que se vivieron en democracia, en materia económica y en condicionalidades», afirmó Fernández de Kirchner e invitó a «rediscutir» el acuerdo «inflacionario» sellado con el organismo financiero internacional que encabeza la economista búlgara Kristalina Georgieva.

En su revisión de las medidas de los últimos años, la expresidenta objetó que no se haya cuidado el superávit comercial que tenía el país, lo que hubiera permitido contar con más reservas en el Banco Central para enfrentar la última corrida bancaria.

«Tuvimos un superávit comercial de 45.000 millones de dólares pero una parte muy importante se fue en pago de las deudas de las empresas privadas. Eso se podía haber evitado. El problema de querer gobernar y conformar a todos, es que terminás enojando a todos», se lamentó en un mensaje dirigido hacia las propias filas.

Al focalizar en el acuerdo con el FMI, remarcó que «es necesario revisar esas cláusulas», una tarea en la que está inmerso el ministro de Economía Sergio Massa en una negociación en marcha y motorizada por la sequía.

Ya lanzado el año electoral, la Vicepresidenta ató además ese historial de fracasos a las propuestas que esgrimen los precandidatos presidenciales Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, exfuncionarios de la Alianza de Fernando de la Rúa.

«El jefe de Gobierno de la Ciudad estaba al frente del Pami, junto a la que era ministra de Trabajo (Patricia Bullrich) y había descontado el 13% a trabajadores estatales y jubilados y jubiladas», puntualizó la Vicepresidenta, y agregó: «Hoy nos vienen a decir que lo que fracasó hace más de 20 años hoy puede ser la solución».

La expresidenta apuntó además contra el economista Emilio Ocampo, elogiado por Milei, por proponer la transferencia fuera del país de «activos y pasivos del Banco Central y del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Anses» para implementar la dolarización, y recordó que muchas de las «principales empresas argentinas» tienen acciones en ese fondo.

La Vicepresidenta brindó esta tarde una charla magistral, con motivo del lanzamiento de la Escuela Justicialista Néstor Kirchner (EJNK) en La Plata, al cumplirse hoy 20 años de la elección que le permitió a Néstor Kirchner acceder a la Presidencia.

«27 de abril 2003-2023. La Argentina Circular. El FMI y su histórica receta de inflación y recesión. Fragmentación política y concentración económica», fue el título de la conferencia que ofreció Cristina Kirchner en el Teatro Argentino de la capital bonaerense, donde estuvo acompañada por funcionarios, dirigentes, legisladores, intendentes y representantes del sindicalismo, entre otros sectores del Frente de Todos.

Tras una introducción del exministro de Educación Nicolás Trotta, actual director del Centro para la Concertación y el Desarrollo, la Vicepresidenta planteó que «la historia de la Convertibilidad es la historia de la dolarización» y lamentó que una propuesta de ese tipo forme parte del discurso electoral en esta campaña.

«¿Es posible que veinte años después estemos discutiendo lo que fracasó hace veinte años?», se preguntó en ese sentido, e insistió: «No me quieran convencer de que tenemos que ir para atrás para solucionar este presente».

Sostuvo además que el acuerdo firmado con el FMI es «inflacionario» por la devaluación constante del tipo de cambio, y aseguró que la razón fundamental de la inflación se debe a «la escasez de dólares», en el marco del rasgo bimonetario de la economía, al que definió como «el gran problema que tiene la sociedad argentina».

Tras advertir que el convenio rubricado consiste en una «política enlatada que se aplica como una receta monotemática a todos los países», exhibió un gráfico para demostrar que la inflación se aceleró tras la firma del acuerdo con el organismo con sede en Washington.

De todos modos, aclaró que «nadie dice que no haya que pagarle» al FMI, aunque sí abogó por que «se revisen las condicionalidades» del acuerdo y adelantó que en el futuro «va a haber que discutir que las sumas que se paguen al Fondo estén atadas con un porcentaje al superávit comercial».

Llegada a ese punto reiteró su convocatoria para que todas las fuerzas políticas se sienten a pensar un «acuerdo» en materia económica para que «el país funcione normalmente y no sea un parto cada elección y un drama cada movimiento cambiario».

Por otro lado, al referirse a las tareas que deben afrontar los espacios políticos y en particular el Frente de Todos, llamó a construir «programas de gobierno».

«Créanme que necesitamos un programa de gobierno. Tenemos que ver cómo vamos a manejar nuestros recursos. Tenemos que saber qué vamos a hacer con el litio. Tenemos que definir cómo vamos a manejar lo que se va a dar a partir de la inauguración del Gasoducto Néstor Kirchner con Vaca Muerta. Pero también tenemos que saber que no hay salvaciones milagrosas», resaltó la Vicepresidenta.

Y cerró: «Nos va a salvar el trabajo, la tecnología, la innovación, cuidar los recursos, y generar la distribución del ingreso, que reproduce una sociedad más justa y más equitativa».

El acto en La Plata estuvo envuelto en una gran expectativa en torno a una potencial definición de Cristina Kirchner sobre si asumirá o no una candidatura presidencial.

El Teatro Argentino había sido el escenario elegido para su lanzamiento como candidata a senadora en 2005 y para anunciar su candidatura presidencial en 2007, al igual que para lanzar la implementación de la Ley de Medios, en 2009.

Pese a la ilusión que la rodeaba y a las declaraciones de muchos dirigentes que en la previa argumentaban sobre la conveniencia de que asuma una candidatura presidencial, la titular del Senado evitó cualquier alusión a ese tema.

Se limitó a repetir su conocida frase de «no se hagan los rulos» y en otro momento, al repasar su trayectoria política y el costo que enfrentó en los últimos años, confió: «Yo ya di todo lo que tenía para dar».

El discurso, de todas formas, fue interrumpido por los cánticos de la militancia que pedía su postulación, en un ida y vuelta que se repite en las últimas presentaciones de la exmandataria.

«Presidenta, Cristina presidenta», se escuchó en la sala, y la consigna apareció otra vez entre los miles de manifestantes que se habían congregado en las afueras del teatro de La Plata.

Tras destacar que «no es casualidad que la única dirigente política que fue condenada, proscripta, inhabilitada e intentada asesinar sea una sola» (en referencia a ella misma), Fernández de Kirchner aseguró que tiene miedo por el futuro de la Argentina, por lo que podrían llegar a padecer los jóvenes y hasta sus propios nietos.

En respuesta al planteo de Milei acerca de que «la casta (política) tiene miedo», la Vicepresidenta manifestó: «¿Miedo de qué? Si nunca te pasó nada, hermano. ¡Caraduras! Miedo tengo de que mis nietos puedan crecer en un país tan injusto y tan inequitativo», y confió: «Yo ya viví, temo por los jóvenes».

Además de Trotta, en el escenario la acompañaron el director de ARBA, Cristian Girard; la titular de la Dirección General Impositiva, Virginia García; la exlegisladora Claudia Bernazza (Instituto Patria); el secretario administrativo de la Cámara de Diputados, Rodrigo «Rodra» Rodríguez (La Cámpora), y la diputada nacional Mónica Litza (FdT), procedente del Frente Renovador, quienes coordinarán la flamante Escuela Justicialista Néstor Kirchner.

En las primeras filas de la reinaugurada sala Alberto Ginastera estuvieron ubicados el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, quien tuvo a su lado al diputado nacional y presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner y a la titular de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau, lo que fue leído como todo un gesto político de la buena sintonía que atraviesa la relación entre el kirchnerismo y el massimo, las dos patas mayoritarias del FdT.

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