Felipe VI quiere recuperar la legitimidad de la monarquía

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En 1975, tras la muerte de Francisco Franco, en 1975, Juan Carlos I conquistó la corona española con el desafío de cohesionar las fuerzas democráticas del país. Su padre Juan Carlos la conquistó durante la transición democrática en los 70. Pero hoy asumirá en medio de la desazón de los españoles hacia losescándalos financieros de la Casa Real.

 El monarca cumplió su papel y España se lo reconoció. El 23 de febrero de 1981, el país suspiró con alivio al escuchar sus palabras a través del televisor, tras el frustrado intento de golpe de Estado

por parte de un grupo de militares abanderados por el teniente coronel Antonio Tejero.
 
«La Corona, símbolo de la permanencia y unidad de la patria, no puede tolerar en forma alguna acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza el proceso democrático que la Constitución votada por el pueblo español determinó en su día através de referéndum», dijo entonces.
 
España fue, durante muchos años, más «juancarlista» que monárquica, como han dicho muchas veces los historiadores del país. Pero los últimos años del reinado del monarca ensombrecieron su trayectoria, con la imputación de su hija mayor, la infanta Cristina, como principal causa de la pérdida de popularidad.
 
En un país golpeado por una dura crisis económica, la dilatada instrucción del llamado «caso Nóos»,en el que por primera vez fue imputado en una supuesta trama de corrupción un familiar directo del
monarca, se convirtió en un «martirio» para la familia real.
 
Tampoco ayudaron los escándalos en los que se vio inmerso el rey, como la polémica cacería de elefantes en Botsuana en 2012 y por la que tuvo que pedir perdón públicamente a los españoles, o su relación con su amiga Corinna zu Sayn-Wittgenstein. Todo ello, agravado por sus constantes problemas de salud.
 
El apego de los españoles a la monarquía y a su propio valedor se derrumbó en las encuestas y el debate saltó a la palestra. En una democracia ya asentada, ¿qué sentido tiene mantener una monarquía?, se preguntaron algunos españoles, que pedían un referéndum.
 
A esa pregunta tendrá que responder a partir de ahora el futuro monarca Felipe VI. A su favor tiene ser uno de los miembros mejor valorados de la familia real española. Otra de sus bazas: la
representación institucional y diplomática que la institución monárquica todavía mantiene en el plano internacional.
 
Formado para ser rey, Felipe será el encargado de intentar desligar la Corona española de la figura de su padre y de recuperar la legitimidad alcanzada en los primeros años de la transición democrática.

 

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