La sensibilidad de Juan Quintero más potente que el aislamiento y la virtualidad

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El repertorio con el que Juan Quintero se erigió en una figura fundamental de la música popular argentina fue una caricia sensible en tiempos de aislamiento social que se apreció en el recital hogareño que este atardecer ofreció por streaming.

Con producción del Teatro Picadero y bajo el título de “Las cosas que me acompañan” la presentación paga que convocó a alrededor de 500 personas ofreció 75 minutos de música que el artista tucumano ejecutó a guitarra y voz.

Dando espaldas a un piano y a una pared con ladrillos a la vista y gozando de un esquema de sonido y luces muy superior a tanto vivo por redes sociales que pululan en cuarentena, la actuación no dejó de depender de las bondades de la conexión a internet de la platea virtual.

El compositor e intérprete repasó una veintena de canciones, la gran mayoría de ellas de reconocido peso en sus proyectos musicales con Aca Seca y en duplas con Luna Monti, Edgardo Cardozo y Luis Pescetti, entre otras aventuras estéticas esenciales para entender la música de raíz actual.

Más allá del contexto, Juan ratificó el gusto exquisito para inventar sonoridades entre las cuerdas de su guitarra, cantar con esa pequeña gran voz y asumir un cancionero de impactante belleza.

El acontecimiento singular y excepcional tuvo como aditamento el tratarse de su única actuación solista de 2020 porque, como reveló en una entrevista con Télam, «me reinventé como profesor y asumir que no voy a tocar me da un poco de calma para no estar en una constante espera».

“Muy buenas tardes. Gracias por dejarme entrar a sus casas así como yo estoy en la mía. Voy a imaginármelos y a imaginármelas y voy a agarrarme de esas cosas para compartir. Es una situación extraña y nueva pero estamos haciendo intentos de mantenernos como podemos y acá va el mío”, anunció desde su hogar en el barrio porteño de Villa Crespo.

Enseguida hizo un repaso que combinó fragmentos de canciones propias (entre otras “Adolorido” y “Maricón”), reflexionó acerca de “prescindir un poco del aplauso y ver qué pasa cuando las canciones se apagan en su propio tiempo” e hizo una versión completa de “Paseo”.

“Unas ganas de guitarrear tengo”, comentó como prólogo a “Solo cueca” y “Rosario Pastrana” pero enseguida cambió el tono de la propuesta con “Clavelito blanco”.

“Un montón de cosas han tomado otra dimensión y las canciones tomaron otro sentir adentro de uno y se resignifica todo todo. Y esta es una de ellas, de Jorge Fandermole”, comentó antes de abrazarse a la sobrecogedora “Cuando”.

Antes de sorprender con la añeja pieza “La Paloma”, contó que “mi papá me dijo que quería cantar una canción en especial y descubrí que era una canción que tiene más versiones que ‘Imagine’ , de John Lennon”.

En ese rescate y recuperación se incluyó también “Chiquitita”, cuya melodía atribuyó a “un peruano al que le decían ‘el picaflor de los Andes’” y que mechó después de la zamba “Carita morena” y de su gema “Regalitos”.

Conocedor del impacto de su versión minimalista del tema de Juan Luis Guerra “Amapola”, lo anticipó “así que si quieren preparen el coro” y lo dejó a medio cantar “así siguen ustedes” y brindó con una copa de vino tinto.

Hacia el final del recorrido reveló que “estoy pasando la cuarentena con mi hermano Santiago y lo voy a invitar” y ambos compartieron “unas coplitas que Fander escribió así muy al pasar y son unas pastillas de alegría espectacular” y que se titulan “Cantores”.

También en dupla y no sin ironía presentó diciendo “nosotros tenemos un hit con mi hermano” e hicieron “Saudades da Bahia”, de Dorival Caymmi.

Ya en el cierre que sumó “Contento”, “Bandera” y otra visita a “La Paloma”, bromeó deslizando “nos vamos. Ojalá” y se despidió con deseos de “buena vida, fuerza, paciencia y solidaridad para todes nosotres”. (TELAM)

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