Francisco y la broma del Vaticano

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El partido Argentina-Suiza fue todo un derby para el pequeño estado del Vaticano. Y así se vivió en la previa. Una viñeta difundida por la cuenta oficial de la Santa Sede daba cuenta de una supuesta «rivalidad» entre el papa argentino y la Guardia Suiza. Su Santidad, fanático confeso del fútbol, no tardó en responder.
 
Por la mañana, al cruzarse con uno de sus custodios, Francisco le dijo sin rodeos: «Será una guerra».
 

 

La agencia de información vaticana i.media dijo que la Guardia Suiza invitó al Papa a ver el partido juntos, pero Francisco les respondió que «lamentablemente» no podría cumplir con sus deseos.
 
Los guardias, sin embargo, no han perdido las esperanzas de que el Sumo Pontífice sea fiel a su estilo, y a último momento se presente en su sede. En el cuartel de la Guardia Suiza pontificia, los 110 hombres que están al servicio de la seguridad del Papa se organizaron para no perderse ningún partido de la Copa que su selección finalmente perdió con Argentina por 1 a 0 en tiempo extra.
 
En las «barracas» del Ejército más pequeño y antiguo del mundo, reina una pantalla gigante que permite a los «soldados del Papa», en sus horas de descanso, vibrar al ritmo de los partidos del Mundial.
 
Además, en la entrada del refrectorio, el suelo está cubierto de un pasto sintético verde, y en las paredes, colgaron banderas de algunos de los países que participan de la competencia. Dominan el escenario las suizas, aunque quizás a partir de ahora, el fervor por ese equipo baje significativamente.
 
Antes del comienzo del Mundial, Francisco ya había dicho que no dirá si alienta o no por la Argentina durante la competencia. De hecho, aclaró que le ha prometido a la presidente de Brasil, Dilma Rousseff, que se mantendría «neutral».
 
El partido se jugó desde las 16:00 GMT en el estadio Arena Corinthians de San Pablo, y contó con el arbitraje del sueco Jonas Eriksson, un millonario que dirige por hobby y no por necesidad.
 
La victoria ante Nigeria le permitió a la Argentina ganar con puntaje ideal el Grupo F, aunque con un nivel muy distante del que la convertía en uno de los candidatos a ganar el certamen.
 
Mientras que la Argentina apostó nuevamente por Messi, fue finalmente Ángel Di María quien la salvó sobre el epílogo de un dramático match. Gracias a ese gol, Francisco festejó. Pero en el Vaticano todos se preguntan qué le dirá a su guardia la próxima vez que los cruce.

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